jueves, 6 de enero de 2011

♥ ‘Flores De Papel’


Un atardecer, cuando se alargaban las sombras, mientras estaba sentada, callada e inmóvil junto a la escalera de entrada a mi casa, oí que el viento murmuraba a mi oído, hablándome de un pasado que nunca podría olvidar y aludiendo taimadamente a un futuro que trataba de ignorar. Fluctuando como fantasmas a la pálida luz del sol poniente, volvían a presentarse mis más grandes temores, que me recordaban que cada día, podía ser mi último día. Pero ya estaba cansada de tener miedo, ya las lágrimas no me asustaban. De alguna manera lo único que le pedía a Dios era que todo esto terminara lo más rápido posible, pero luego me arrepentía de esa petición, estaba confundida, ¿qué era lo que de verdad necesitaba?, creía tener una idea aproximada: vivir en paz lo que me restaba de vida.

Hoy recordé el sueño que tuve hace algunos días, un hermoso sueño, un cuento de hadas, con un príncipe azul que me salvaba con un apasionado beso; me estremecí. ¿Tendría tiempo para conocer al amor de mi vida? ¿Podría vivir mi cuento de hadas? Bajo la suave luz del crepúsculo, esperé, trataba de hacerme a la idea de que todo iba a estar bien, de que no había porque temer.

Él llego y se sentó a mi lado, rodeó mis hombros con un brazo mientras secaba las lagrimas secas en mi mejilla, tratando de esconder la realidad, volví la mirada hacía el cielo, pero me conocía muy bien. Sintió mi cuerpo estremecerse bajo su brazo, y me miro, con preocupación en los ojos.

-¿Vas a estar bien? -pregunto mi mejor amigo.
-Siempre que tu estés a mi lado, estaré bien -dije escondiendo mi rostro dentro de su pecho.
-Sabes que nunca dejaré de pensar en ti, por muy lejos que este.
¡Mentira!
-Eso no lo puedes asegurar -replique con rabia en la voz.
-¿Acaso no basta con que te lo prometa?

Eso me debería bastar, pero no en este momento, de verdad estaba enojada, y no precisamente con él. Era un hecho que me dejaría, sus razones eran buenas, él y sus hermanos tenían que forjar su camino, cumplir su sueño, y yo no era nadie para impedirlo. Pero lo que realmente me aterraba era verme sola en esta situación. Es decir, ¿cómo se supone que enfrente esta enfermedad sin la persona que me hace apreciar la vida?. Y si, se que suena exagerado, pero realmente eso era lo que sentía.

-¿Hay algo que quieras contarme? -dijo, haciendo eco de mis pensamientos.

Lo mire, rogando por que mis ojos dijeran menos de lo que mi corazón gritaba.

-Solo estaba pensando, en que realmente te voy a extrañar -dije, con la voz entrecortada.

Dudó por un segundo, la verdad lo hizo, pero se distrajo...

-Volveré, lo prometo.
-Y cuando lo hagas, yo te estaré esperando. Luego nos casaremos, tendremos tres hijos y viviremos felices.

Bromear, era lo único que podía hacer en esta situación. El pecho me quemaba por el gran secreto que escondía muy dentro de mí, pero ya había tomado mi decisión, no había vuelta atrás, era la felicidad y los sueños de mi mejor amigo, y no los ibas a arriesgar.

-Te falto una parte muy importante -me recordó, más animado -Cuando llegue la hora, nos estará esperando tu mamá en el lugar donde nace la hierba púrpura ¿no?

Me quedé sin aire. Pálida y con la mirada perdida.

-¿Cómo recuerdas eso?, te lo conté hace tanto tiempo...
-Si mal no recuerdo, fue hace dos años, cuando no podías dormir y tuve que venir hasta tu casa; terminamos viendo las estrellas en el techo. ¿No lo recuerdas? -me miró.
-Claro que recuerdo, tenías mucho miedo de caerte. Pero vez, al final no paso nada.

Me percaté la manera en que tenía su mano fuertemente apretada.

-¡Te ocurre algo, Cathy! No me mientas.

De nuevo, tragué saliva para deshacer el nudo de mi garganta.

-No me pasa nada.
-¿Confías en mi cierto?
-Como no hacerlo.

El monstruo que tenía en las entrañas rugió como nunca. Sabía que era eso: Culpa.

-Vamos mi señorita Katherine, mañana será un día muy largo.
-Querrás decir, un día muy triste -le corregí.

Me miró, pidiéndome con la mirada que no sufriera. El de alguna extraña forma estaba sufriendo más que yo. Sabía que me sucedía algo, y tenía toda la razón. Separarnos de esta manera, después de toda una vida juntos, era realmente espantoso. Después de todo, Nicholas ya no sería mi príncipe azul, el dueño de mi castillo, mi salvador. Aunque, ahora dudo que tenga uno.

Él día siguiente fue uno de los más triste de mi corta vida. Había sido duro despedirme de él la noche anterior, pero aun peor era verlo alejarse en el auto de sus padres, desde la ventana de mi habitación. Ahora se me es difícil recordar que hice exactamente después de verlo desaparecer tras la última curva, se que salí a la calle y corrí como nunca antes lo había hecho. Corrí hasta que me falto el aire... después de allí, todo se sumergió en una nube gris, vivía en un aturdimiento, dentro del cual no sentía dolor, pero tampoco emoción alguna, y para mí, eso estaba bien.

Perder una amistad así era infausto. Él era la clase de chico que aunque el mundo se nos viniera encima, el seguiría luchando con una sonrisa en el rostro, la clase de chicos que te hacen ser mejor persona, solo por estar a su lado, el era más que mi amigo, y me es imposible encontrar una palabra para describir lo que él significa y significara para mí. Pero las cosas pasan por un motivo, o por lo menos eso dicen algunos, él se marcho, para nunca regresar, y yo me quede estancada, con algo más que tristeza en mi vida, luchando por despertar todos los días en la mañana, y no lo hacía por mí, si por mí fuera, ya me habría rendido hace mucho tiempo. Lo hacía por mi padre, la única persona a mi lado, me dolía verlo sufrir por mí, por esa única razón trataba de salir adelante, por él.

...

Y así llegó el verano en que, cuando yo tenía dieciséis años, para sorpresa de muchos y gran alegría para mi padre, aun seguía viva. Era extraño, ni yo misma lo entendía, pero ya nada importaba, estaba segura, que ese era el plan de Dios. Podía ver los días pasar ante mis ojos, y siento que no siempre todo es de la misma manera. Me doy cuenta ahora, no siempre todo es tan sencillo. La realidad esta siempre pasando esa puerta que esta delante de nosotros. Solo hay que animarse a atravesarla para ver con más claridad lo que hay del otro lado. Los miedos, son siempre malos consejeros, nos impiden realizar nuestros sueños.

El tiempo, una vez más me ha enseñado a tener paciencia, ser más tolerante, más comprensiva y más optimista. Aunque siempre esta esa lagrima que se derrama en el rostro, justo en medio del camino, haciéndonos trastabillar.

Las cosas suceden por un motivo, no hay porque analizar las causas, cuando debe pasar, pasa y listo, caso cerrado. Se que es realmente difícil, pero después de todo, es lo único que queda, el ultimo pedacito de esperanza, lo único que se puede hacer... vivir los últimos días, con una sonrisa en el rostro y el corazón abierto.

No podía decir que recordaba con toda claridad lo que había pasado en mi vida, todo era tan lejano, tan lleno de colores para la nueva vida que llevaba que era en blanco y negro, que simplemente no lo procesaba. Todos esos recuerdos permanecían en un rincón de mi mente, llenos de polvo y telarañas, etiquetados con palabras de advertencia. Era realmente duro seguir viviendo de esta manera, sin un camino que seguir, sin retos que vencer, sin problemas que solucionar. No puedo entender como algunas personas se quejan por motivos tan simples, la rutina les hace olvidar lo que realmente importaba, vivir. Y no solo vivir por vivir, como desgraciadamente estaba haciendo yo, sino vivir por alcanzar algo más maravillo que tu más grande sueño.

...

Narra Nicholas.
En un cuarto olvidado, del pasillo norte del quinto piso de un hospital de la ciudad de New Jersey, se encontraba internada desde hace dos años una chica de dieciséis años, que padecía de leucemia. Su padre hacía todo en cuanto estaba en sus manos para alargar su vida, pero ya la realidad los había abrumado ha ambos. Se puede luchar por un tiempo, pero llega un punto en que simplemente, la enfermedad gana.

Pero esta no es una historia sobre la lucha contra la leucemia, o todas las dificultades que vive una familia cuando se enfrenta a estos casos. Esta es una historia de amor, nuestra historia de amor, amor verdadero. Pero no todas las historias de amor son como los cuentos de hadas, hay algunos donde los finales felices no triunfan, pero son esas historias, donde verdaderamente hayas el significado del amor.

...

Narra Cathy.
Estaba rodea de las blancas paredes revestidas de cerámica, cuando escuche a lo lejos las sirenas de las ambulancias, pero no valía la pena preocuparme, no quería preocuparme. Seguí caminando lo mas tranquilamente que podía -es decir, estaba en un hospital -hasta que escuche a lo lejos unos gritos. Inconscientemente volví la cabeza... ¿y que vi?  Vi a muchas personas corriendo hacía a mi, bueno en realidad corrían en mi dirección, no hacía mi... ¿y que hice? Me quede completamente congelada, con la boca ligeramente abierta y los ojos dilatados. Trate de mover las piernas para quitarme del medio de la estampida, pero no me reaccionaron.

Cada vez los chirridos se hacían más fuertes. Sobresaltada alce la vista. Vi varias cosas a la vez. Nada se movía en cámara lenta, como sucede en las películas, sino que mi mente estaba alerta y pude asimilar al mismo tiempo varias escenas con lujo de detalles.

Cuatro o cinco camillas con muchas personas a su alrededor eran transportadas por el pasillo, un accidente, alcancé a pensar. Pero dentro de toda la multitud, pude apreciar algo diferente... A unos cinco metros de distancia se encontraba un chico con rostro de espanto. Su semblante destacaba entre un mar de caras, todas con la misma expresión horrorizada, pero lo especial fue que a ese chico, lo reconocí. En ese momento no tenía tiempo de pensar en nada más. Todos seguían corriendo hacía mi, pero nadie más parecía darse cuenta de mi presencia. Parada en el medio de todo, aterrada. Ni siquiera tendría tiempo de cerrar los ojos.

Un dolor agudo me penetro por un costado, todo mi cuerpo aterrizo contra algo duro, el suelo, quizás. Sentí un punto de dolor taladrándome la cabeza. Dolía mucho. Antes de caer inconciente sentí como se derramaba algo pegajoso y caliente por mi rostro. Unas manos tibias y grandes me tomaban por los brazos y un hermoso sonido, una voz, la voz de un ángel, pedía ayuda.

...

Vi una deslumbrante luz al abrir los ojos. Estaba en la habitación tan conocida por mi. Estaba recostada en la cama. Pero algo no era igual a esta mañana. Un molesto pitido sonaba desde algún lugar cercano. Y el dolor en la cabeza era insoportable. Alcancé a ver la espalda de la bata blanca del doctor, mi padre.

Escuchaba voces lejanas, y tarde un poco en darme cuenta de que era su voz. Trate de agudizar el oído, por encima del dolor.

-Gracias una vez más -dijo mi padre.
-No tiene porque agradecer, él solo estaba en el lugar indicado en el momento oportuno -respondió a su vez, la voz amable de un hombre.
-De cualquier forma, debo agradecerle. Me alegra tanto volver a verlos.
-A nosotros también, espero que Cathy despierte pronto...

¿De que hablaban? me preguntaba, pero no tenía mucha curiosidad por descubrirlo. Empezaba a recordar lo que había sucedido antes de perder la conciencia. La voz del ángel. Cerré fuertemente los ojos, a causa del dolor que me provocaba recordar.

-¡Cathy, ya despertaste! -exclamo mi padre, cerrando la puerta de la habitación.
-¡Ay, papá! ¡Cuánto lo siento!
-Shhh... -me calló -Todo esta bien linda, no te disculpes. Pero luego hablaremos de porque estabas sola en medio del pasillo de emergencias.

Me miro, serio.

-Fue algo tonto de mi parte. Pero ¿que sucedió después de que me desmayé...?

No lograba recordarlo con claridad, y mi mente parecía resistirse cada vez que lo intentaba.

-Un chico que estaba cerca, te vio y pidió ayuda. Tuviste mucha suerte -explico.
-¿Fue muy malo? -pregunté, mirando los tubos traslúcidos que se enroscaban alrededor de mis manos.
-Tienes una abertura en la frente, quince puntos. Perdiste algo de sangre. Te he efectuado varias trasfusiones, pero nada muy grave.

Acarició mi coronilla con su mano, sentándose a mi lado.

-Me diste un susto de muerte Cathy, no quiero perderte, no todavía.

Sabía que le dolía decir eso, tanto como a mi escucharlo. Con el brazo que tenía libre, lo abracé. Me arrepentía de no haber tenido más cuidado, lo estaba haciendo sufrir, más de lo que debería.

-Oye... -susurre contra su pecho -¿Quién fue el chico que me ayudo?
-Estaba cerca cuando paso y pidió ayuda. Hace un momento estaba hablado con su padre, fueron muy amables.

Mi mente se quedo vagando en el espacio... Imágenes del pasado venían a mí como en un hermoso sueño. Me gustaría poder soñar toda la vida, si así fuera, el dolor no existiría más. Pero eso no era posible, no por lo menos para mí. Sonaba en mi cabeza risas de un pasado feliz. De un pasado que me gustaría revivir.

Y como si lo hubiese llamado, todos los recuerdos hicieron acto de presencia en mi cabeza, todos polvorientos y lejanos... ¡Oh, Dios mío! -pensé.

Yo había renunciado a los sueños de finales felices y amor eterno, como quien abandona los juegos y juguetes del pasado, así como las demás fantasías de mi niñez. Pero ellas estaban allí, acelerándome el pulso y quitándome la respiración.

A eso de las cinco de la tarde por fin me quitaron los tubos transparentes de las muñecas y pude moverme, con el corazón latiendo a mil por hora, como las alas de un colibrí desenfrenado, salí de la habitación sin rumbo fijo, cualquier cosa era mejor que estar encerrada. Camine, y camine un poco más, sentía como las lágrimas se derramaban en mis mejillas y me empañaban la vista, esta descontrolada, inquieta y al borde de perder la calma.

Pase horas de esa manera, perdida, desorientada, cuando por fin lo que buscaba, apareció detrás de mí. Como si hubiese sido ayer, y yo aun tuviese doce años y el trece, nos vimos a los ojos como la última vez.

Se quedó paralizado. Su rostro se había vuelto totalmente inexpresivo. Me miraba con ojos vacíos. Dio un paso y yo sin querer retrocedí uno, alejándome de él. Su cara se torno de confusión y la mía de miedo, miedo de volverlo a ver, miedo por lo que sucedería a continuación, y lo más importante, miedo por lo que se estaba formando en mi corazón.

Extendió su mano hacía mi, y dudando toque la punta de sus dedos con los míos, el sonrío al instante y me tomo de la mano halando de mi hasta quedar en sus brazos, es sus calidos y protectores brazos.

Ya no era él niño, mi mejor amigo. Era un hombre, que permanecía abrazado al fantasma de su amiga, que lloraba sin consuelo por ninguna razón. Mi parte reflexiva empezó a hacerse preguntas que yo trataba de ignorar, pero una a una me desgarraban el alma.

-¿Por qué? -pregunto.
-¿De verdad quieres que te responda esa pregunta?

Sin previo aviso, y como el mejor de los sueños y la peor de las pesadillas, se acerco a mí con la dedición en los ojos. Sabía que era demasiado tarde cuando logro abrirse camino entre mis labios que permanecían fuertemente cerrados, irascibles a lo que estaba pasando. ¿Por qué? Era una pregunta con tantas posibles respuestas. Respuestas que me daba miedo enfrentar, pero tendría que hacerlo. Él me estaba besando, en ese preciso instante y yo le respondía con toda decisión . Lo sentía en cada parte de mi cuerpo, sentía el calor que tanto había extrañado, su piel, tan suave y calida, la combinación perfecta. Era impresiónate como nos completábamos, donde terminaba su cuerpo empezaba en mió. Y aunque me arrepienta toda la vida por decir esto, donde termina su amor hacía mí, comenzaba todo las cosas inexplicables que sentía yo por él.

...

-Lo sé, y aun te amo -dijo cuando termino de escuchar mi historia -Yo si lo reconozco, siempre te amé y aunque no pueda decir para siempre, te amaré.
-Lo haces ver mucho más fácil de lo que parece -me quejé.
-Te equivocas, lo veo como es, fácil.

Apreté fuertemente mis puños contra su pecho.

-Se que lo quieres negar, pero no puedes Cathy. Es demasiado fuerte.
-Pero no lo suficiente para mantenerme con vida -le recordé.

Su rostro se ensombreció, endureciendo las facciones.

-Sabes que daría... -comenzó.

Puse un dedo sobre sus labios, delicadamente.

-Lo sé.

Rozó sus labios de nuevo contra los míos.

-Va a ser imposible separarme de ti -susurró a mi oído.

Eso me turbó, me separe de él y lo mire con miedo. ¿Qué pasaría después? Esa era la pregunta que me quemaba por dentro, cada vez que mi piel tocaba la suya.

Me sentía terriblemente culpable, yo había permitido que todo esto llegara hasta ese punto, al punto de no poder continuar. Porque yo no podría continuar, no para toda la vida, no para siempre. Yo le estaba robando su vida a la persona que más me importaba en este injusto mundo. Y nunca me perdonaría hacerlo sufrir.

-No pienses en eso, cuando llegue el momento yo sabré que hacer -dijo, justificándose.
-¿Y si el momento es ya? -le reté.
-Entonces moriría contigo.

¡No lo permitiría!

-Nunca más en tu vida, digas una cosa como esa Nicholas. Tienes una familia, y una carrera por delante, tu puedes vivir todo lo que yo no. Puedes cumplir tu sueño. Tener una familia y tres preciosos hijos con una mujer que te merezca y te de tanto amor como tu a ella -sujete fuertemente su barbilla, en un intento de hacerlo comprender -No te encadenes a algo sin vida, no te encadenes a mi por favor.
Respiro entrecortadamente a causa de la impresión.

-Tú tienes vida, la tienes porque yo te amo, entiéndelo Cathy. Nunca hubo otra, nunca habrá otra. Te conocí y desde ese momento el destino se escrito para ambos.

Estaba enojada, y decepciona de él. Como era posible que fuera tan ciego para
permitir que le hiciera algo así.

-¡Basta! -grite, cayendo de rodillas.

El se puso a mi altura y me cargo en brazos. Yo estaba muy cansada para pelear ya, y tendría que haberlo intentado, pero era débil. Me llevo hasta la cama y me tendió en ella. Ignoro mis protestas cuando se acostó a mi lado.

-Dime que es lo que más deseas -dijo minutos después, rompiendo el silencio.

Lo mire extrañada por su pregunta. Lo pensé por mucho tiempo, ya que no solo se lo estaría respondiendo a él, sino también a mi misma.

-Desearía que nunca me hubieses salvado en el pasillo hace una semana.

Sentí como se enderezo a mi lado. No respondió, no enseguida.

-Lamento decirte que no te entiendo Cathy -acepto al fin, derrotado.

Tomé aire, preparada para dar el golpe que acabaría con todo esto, y le
regresaría su vida.

-He recorrido demasiado ya para desear que nunca me hubiera enfermado, no valdría la pena. Si tu no me hubieras salvado, nunca nos hubiéramos encontrado y nada de esto estaría pasando. Y yo aun podría terminar de vivir mi vida sin quitarte la tuya a cambio.
-Tu quieres morir -dijo anonadado.
-Quiero que todo esto termine -corregí.

Hizo que me volviera para verme a los ojos.

-Pero te arrepientes de que nos encontráramos.
-No me arrepiento, pero lo hubiera preferido de otra manera.
-¿Por qué no te arrepientes?

Conteste sin pensar, gran error.

-Por que te amo -murmuré.

...

El tiempo paso, y como tanto temía, el siguió con su vida, se resistió en un principio pero el tiempo pasa y calma las cosas, y devuelve a las personas a sus caminos originales.

Transcurrieron nueve solitarios meses. En cada cielo azul, lo veía sonreír. En cada brillo dorado veía sus ojos. Me detenía en las calles para contemplar a niños que se parecían a él cuando tenía su edad; observaba nostálgica las espaldas de los chicos altos, de cabello café, anhelando que se volviesen y yo pudiera ver otra vez a Nicholas sonreír. En algunas ocasiones me devolvían la mirada, como si presintieran el ardor ansioso de mis ojos, y yo desviaba la vista pues no eran él, ¡nunca eran él!

Erré solitaria, sintiéndole junto a mí, fuera de mi alcance, pero junto a mí. Mientras caminaba sola, pero acompañada por su espíritu, se me ocurrió que había un modelo en nuestras vidas, y nada de lo que suceda era real.

De todas las maneras posibles trate de sacarlo de mi cabeza, y yo sonreía, me esforzaba por sonreír y de ese modo, me proporcionada paz, a cambio de un triste engaño.

Finalmente, después de tanto orar a Dios por que todo cayera según su curso, y después de tanto tiempo, tuve noticias de el. Y fui feliz cuando supe que el lo era, o por lo menos lo intentaba. Ya había encontrado su camino, y estaba haciendo una vida sin mí, como debió ser desde un principio. Yo apreciaba todo aquello, sintiéndome vagamente feliz, por todo...

Un domingo por la mañana... mientras me acercaba a la ventana y descorría el pestillo de seguridad y la abría de par en par para que el sol y la fresca brisa entraran por ella, me acosté en la cama de blancas cobijas, a esperar, esperar...

Había oído al viento llamarme la noche anterior para anunciarme que había llegado mi hora de partir. Me desperté sabiendo que debía hacer.

Cuando cerré los ojos por última vez, vinieron a mi, recuerdos tenebrosos y oscuros que me aterraron, pero luego su rostro apareció en el medio de todo aquello, tan hermoso como lo recordaba. Mi menté viajo diez años atrás, y me encontré sentada en el patio delantero de mi casa, viendo a mi madre arrancar la maleza de las flores de colores que tanto me gustaban y a tres hermosos niños acercándose a nosotras por la acera de la calle. Vi al más pequeño detenerse y recoger una violeta del suelo y correr hacía mí y tenderme la mano, ofreciéndome la flor. "Aunque las violetas crezcan al ras de la tierra son tan hermosas como la más grande de las rosa", dijo. "Yo prefiero las flores de papel", le respondí, su cara se torno confundida, entonces agregué... "Esas duran para siempre..."

Caminé así la gran puerta blanca deslumbrante, sonriendo como nunca antes, hacía el lugar a donde pertenecía, el lugar a donde pertenecemos todos, donde encontraría al príncipe de mis cuentos de hadas, para reunirme con él otra vez...

...

Narra Nicholas.
Fue su padre quién la encontró, acostada en el borde de la cama, de la habitación que había sido su hogar y donde quizás había vivido los mejores momentos de su vida. Sus ojos estaban abiertos, mirando vidriosos hacía lo alto.

El me llamo para explicarme los detalles, sin poder esconder su aflicción, mientras yo me alejaba de la chica con quien estaba reunido.

Su padre prosiguió:

-Hacía días que no se encontraba bien, podría adivinarlo. Se la veía extraña, como si estuviera intentando dar sentido a su vida. Se percibía una terrible tristeza en sus ojos, un anhelo patético que me rompía el corazón cuando la miraba. Fui a buscarla, y finalmente entre a la habitación. Mire alrededor. Me sorprendió ver que el cuarto estaba adornado con flores de papel. Sin duda debió hacerlo ella.

Se interrumpió y yo ahogué las lágrimas, lamentándome no haber hecho más para hacerla sentir necesaria y necesitada. Con una nota extraña en su voz, su padre prosiguió:

-Debo explicarte algo extraño. Cathy estaba recostada allí, parecía tan joven, tan esbelta y frágil..., y en su cara se reflejaba una expresión de enorme gozo, de felicidad.

Él señor me comunico otros detalles.

Como si supiera que pronto iba a morir, había pegado recortes de fotos y flores de papel por todas las paredes de la habitación. Había escrito una carta para mí, que fue hallada en su mano, agarrada fuertemente.

"Hay un jardín en el cielo, que está esperando. Es el jardín que imaginamos tu y yo hace muchos años, mientras yacíamos en una losa dura y negra del techo y contemplábamos las estrellas.
Mi madre esta allá arriba, susurrándome en los vientos para decirme que es allí donde nace la hierba púrpura. Ella esta allí, esperándome.
De modo que, perdóname por estar cansada, demasiado para quedarme y continuar luchando. He vivido el tiempo suficiente y puedo decir que mi vida ha estado llena de felicidad y también de tristeza. Aunque algunos no lo verán de esa manera.
Te amo, siempre lo hice y siempre lo haré. Lamento no haberlo dicho antes, pero así debía ser.
Había de suceder de esta manera. No tengo ningún lugar a donde ir sino allí. Pero por favor, nunca digan que fracasé en alcanzar mi objetivo más importante. Es posible que no haya sido la hija perfecta, ni la mejor amiga..., pero conseguí, que cierta persona, finalmente, aceptara vivir su vida.
Y no fue demasiado tarde, Nicholas.
Nunca es demasiado tarde"

Talvez no todos los cuentos tengan un final feliz, pero todo tienen un final, buenos o malos, felices o tristes, todos tienen uno. Depende de que tan fuerte seas para afrontarlo y luchar por el, aunque todas las causas estén perdidas. Siempre va a existir una puerta que atravesar, un jardín mágico esperándonos y un sueño que hacer realidad.

Las flores de papel, al igual que el amor verdadero son para siempre, nunca marchita, nunca muere... 



Espero les haya gustado la primera historia, a mi me encanto.

ACLARACION: Esta Historia NO es MIA, una chica me la paso hace tiempo, y solo me dio una pagina, esa chica la saco de aqui: http://novelatikx-choice-awards.es.tl/ lo digo porque despues no quiero problemas. 
Si alguna de ustedes tambien quiere que alguna historia suya sea publicada, comuniquense conmigo aqui: HeyItsKarliiJonas@Hotmail.com mandenme sus historias, y yo con gusto las publico.
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♥ KarliiJonas

2 comentarios:

  1. Me encanto la historia ... es hasta ahi o en algun lugar está completa?
    sigo hace mucho tiempo en tu tumblr hasta el fin de los tiempos, debo decirte que eres una excelente escritora

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  2. la ame *-* es muy bella la historia me hizo llorar :)

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